❥ 🇩 🇴 🇸 

—Disculpen, aquí ¿Me escuchan? Am, ¿Hola? ¿Si?—Emmett golpeó un poco el micro y cuando vio que todos se voltearon a el sonrió, —Quiero proponer un brindis, a mi nueva hermana y mi pequeña pulga, Aby, espero que hayas dormido bien estos dieciocho años, porque no dormirás por un tiempo.—rió un poco.

Eso no salió tan bien, todos estaban confundidos, menos los vampiros, los lobos y yo, para los demás habrá significado otra cosa.

Emmett se bajó y Jessica fue la siguiente en subir, no quiero imaginarme que tonterías va a decir.

—Bueno, Aly estaba como todas nosotras, aunque lo haya negado muchas veces, estaba totalmente cautivada por Edward.—empezó la chica Stanley, alcé las cejas, —O el galán, como yo le llamo, am, entonces, de pronto Edward solo quiere ver a Aby, aunque ni siquiera es, la capitana del equipo, es un chiste, es un chiste. Ni presidenta de la clase.

Terminó y el siguiente fue Charlie, —Edward será un buen esposo, lo sé porque, soy policía y sé cosas.—hizo reír a los demás y a mi también, —Como...el como perseguir a alguien, hasta el fin del mundo. Y sé usar una pistola.

—Mi esposo y yo sabemos que Edward y Ashly se aman mucho, no hemos estado siempre con ella pero en el tiempo de esta boda se ha evidenciado.—dijo mi madre al frente de todos, —Y esperamos que sean muy felices.

—Ahora que eres mi hermana.—empezó Alice ya arriba, —Tendrás que fortalecer aún más tu amor por la boda. Nuevos tacones, blusas, carteras, faldas, vestidos y demás, aparte de eso, aquí te queremos demasiado y juntos van a ser muy felices.

—Aly me cuenta todo.—mi tía subió al escenario, emocionada, —Y supe lo que pasaba desde que me llamó por primera vez sobre el tema. Lo conozco, a Edward y se ven muy felices juntos, siempre están alegres y sonríen cuando están cerca el uno del otro. Eso es todo, felicidades de nuevo.—sonreí a más no poder.

Pude sentir la mirada de mi madre en mi, cuando la vi de reojo me miraba algo triste.

—Espero que Edward sea un buen esposo, más le vale no hacerle daño a mi luciérnaga, porque ya me retuve dos veces, no lo haré una tercera.—siguió Armin ya arriba, —Es un chiste, espero que se quede así. Además mi papá y yo nos apuntaríamos con Charlie para perseguirlo hasta el fin del mundo. Sean felices.

—Que bueno que seas inmortal.—susurré divertida y escuché su risa.

Rosalie subió al escenario, no me esperaba eso pero de cierta forma me alegró, —Bueno, Aly es una gran chica y como dijo su tía, Edward y ella se complementan, son el uno para el otro. Como almas gemelas, me cae muy bien y la felicidad aguarda por ellos.

—Aby es muy divertida, la queremos mucho y es como mi hermana.—ahora Jasper estaba arriba, dando un discurso, carraspeando de vez en cuando, —A Edward y a ella les deseo lo mejor y estoy seguro de que tienen un gran futuro. Gracias.

—Mi familia y yo queremos agradecer a Fayna y Aarón, por traer a una persona tan maravillosa al mundo. Y agradecer a Lyra y Charlie, por estar con ella siempre y nunca dejarla sola.—dijo Esme, lo que me hizo sonreír mucho, ella estaba diciendo lo indicado, mi tía Lyra y Charlie eran los responsables de cómo era, mis padres me trajeron al mundo pero ellos no me criaron del todo, —Y por obras del destino, Ashly llegó a nuestras vidas como un rayo de luz, la atesoraremos y protegeremos siempre.

Luego de Esme, Edward se paró y se dirigió al micro con su copa de vino, —Es algo extraordinario conocer a alguien, con quien compartir todo, que te acepta tal como eres...he estado esperando, por lo que parece mucho tiempo, a sobreponerme a lo que soy, y con Ashby, siento que por fin puedo hacerlo, que por fin puedo estar en paz conmigo, que me complementa...así que propongo un brindis, por mi hermosa esposa. Ninguna medida de tiempo contigo, será suficiente, empecemos por siempre.

¡Merlín! « Por mi hermosa esposa » suena tan jodidamente magnífico que me permití chillar internamente.

Ahora todos bailaban, al ritmo de la movida música, yo estaba con Edward, bailando una lenta.

—Ya llegó otro de tus regalos.—me dijo sonriendo.

—¿Qué?—susurré frunciendo el ceño.

—Ven, vamos.—me alejó de la fiesta, hasta el principio del bosque.

—¿Un regalo de bodas aquí afuera?—trataba de no ensuciar la parte baja del vestido.

—Es un poco más privado.—me ayudó a no caer.

—No tuve tiempo de ponerme un traje.—escuché una voz que podría reconocer a infinitos kilómetros de distancia.

—¡Jake!—exclamé y fui corriendo hacia el, lo abracé y el me alzó un poco dando vueltas, —¡Te extrañé demasiado!

—Hola, Ly.—sonrió dejándome en el suelo.

—Fuiste amable.—susurró Edward llegando más cerca de nosotros.

—Nací siendo amable...

—Veré si Rosalie quiere bailar.—se fue el vampiro, dejándome sola con el lobo.

—Lamento llegar tarde.—tomó mis manos.

—No importa, todo está perfecto y completo ahora.—sonreí.

—¿Bailas conmigo?

—Claro.—me puse en la posición tradicional de baile y el me dio un vuelta, alzándome, luego me depositó en el suelo y volvió a darme otra vuelta. Ambos reímos y recosté mi cabeza en su cuello, —¿Dónde has estado? Te iba a reportar como persona perdida.

—Más que nada en Canadá, creo. Es raro caminar con mis piernas otra vez, usar ropa, había perdido la práctica de ser un humano.

—¿Estás bien? ¿Estando aquí?...

—¿Por qué?—se separó divertido, —¿Temes que arruine tu fiesta?—escuchamos algo en los bosques, pisadas, lobos, —No eres la única, debería estar acostumbrado a despedirme...vamos no quiero que llores el día de tu boda.

Me aferré a él, no lo había visto en demasiado tiempo, —Todos lloran en las bodas.

—Así es como te voy a recordar, mejillas rosadas, personalidad hermosa, afán por ayudar a todo el mundo.—se separó de nuevo, sonriendo, —Con vida...

—Pronto estaré muerta para ti.

—Perdona, quiero disfrutar tu ultima noche como humana.

—No es mi ultima noche...—me arrepentí al instante de lo que dije, eso iba a enfurecerlo.

—¿Qué? Creí que tú...

—No quise pasar la luna de miel retorciéndome de dolor.—vacilé con una mueca.

—¿Qué caso tiene? ¿Eh? No es que vaya a ser una verdadera luna de miel.—vaciló un poco.

Dudé pensando en las palabras que debía decirle, —Va a ser tan real como cualquier otra.

—Ese es un chiste cruel.—dijo serio. Carajo, se había molestado, —Es un chiste.—me vio dudar un poco, —¿Aún siendo humana? ¡No hablas en serio! Dime que no eres tan estupida.

—La verdad, es que no es asunto tuyo.

—¡No! ¡No puedes hacerlo!—agarró mis brazos con fuerza.

—Jake, me lastimas...

—Escúchame, Ly.

—¡Suéltame!

—Jacob.—llegó Edward y empezó a sobar mis brazos, —Cálmate ¿Quieres?

—¿¡Perdiste la cabeza!? ¡La matarás!

Seth llegó y abrazó a Jacob por atrás, para intentar pararlo de hacer algo, —¡Vete de aquí, Jake!

Jacob se zafó de Seth y tuvieron que venir Embry y Quill para atraparlo, pero igual se soltó del agarre.

—¡Basta, Jacob!—ordenó Sam llegando.

—No te metas, Sam.—espetó girándose ante el alfa.

—No empezarás algo que tendríamos que terminar.

—Morirá...

—¿Y crees que no lo sentimos?—preguntó ahora con un tono irónico, —Todos en la reservación lamentan eso, la vimos crecer, es parte de la manada, pero su decisión ya no nos concierne.

Los pocos integrantes de la manada me miraron, luego Jake se fue, con el Embry y Quill, pero me felicitaron antes.

—Espero que seas feliz, aunque sea de este modo.—dijo Sam acercándose a mi, —Siempre vas a ser nuestra cachorra ¿De acuerdo?—besó mi coronilla y empezó a irse, —¡Vamos, Seth!

—No debí decirle eso, sabía que se pondría así.—traté de golpear mi cabeza delicadamente con el pecho del cobrizo pero me paró.

—No...está bien, nos deben estar esperando, entremos.—me vio dudar, besó mi mejilla y luego entramos de nuevo.

En medio camino, Alice me interceptó diciendo que tenía que arreglarme, ya íbamos a hacer el viaje.

Una mini falda y una blusa de una manga, fue lo que Alice me dio para el viaje, me deshizo el peinado, y me dejó el cabello suelto, puso unas cuantas ligas de cabello en el bolso por si me lo quería atar.

Edward me recogió del cuarto, tenía puesto una camisa y un saco, salimos de la casa en dirección a la camioneta y todos estaban al rededor, haciendo como un túnel, chillando, aplaudiendo, felicitando o tirando los pétalos de rosas rojas y blancas.

Mi tía me abrazó, —¿En serio no te dirá a dónde irán?

—No.—sonreí, —Quiere que sea sorpresa.

—Oh, mi niña, está bien.—casi lloraba.

—Luciérnaga...—empezó Armin suavemente, me abrazó algo fuerte pero sin lastimarme algo, —Cuídate, te quiero mucho.

—Yo también te quiero, Ar, mucho.

—¡Aly, vas a tener que contarme todo!—me abrazó Lynnette.

—Claro que si.—la alcé un poco mientras reía.

—Buena suerte, pido saber todas las noticias.—mi tío Arturo hizo un gesto, como cargando y meciendo algo, —También quiero saber el género.

Ahí lo entendí, —¡Tío Arturo! ¡Por Merlín!—lo abracé riendo.

—Ashly...—llamó mi padre, me giré hacia el y mi madre, —Que te vaya bien, pequeña.

—Ay cariño...—mi mamá me abrazó, ella lloraba, me quedé estática ¿Cómo se supone que responda? Vi a mi tía Lyra abrir un poco los ojos regañando y entendí que debía corresponderle el abrazo, —No quiero llorar.

—No te preocupes, estaré bien.—sonreí un poco.

—¡Aby!—llegó Bree corriendo, como si fuera humana, —¡Te voy a extrañar mucho más que antes! Te voy a hablar todos los días si es que Carmen me deja, prometo contarte todo.

Reí antes de volver a abrazar a la castaña adolescente, —Yo también te voy a extrañar, Bree. Te pienso contar todo.—me acerqué a su oído para que los demás no me escuchen, —Y quien sabe si después podríamos cazar juntas...

A ella se le formó una sonrisa y le guiñé un ojo antes de ir con Charlie.

—Hola.—golpeé un poco su hombro, el rió.

—Bueno, será extraño, no tenerte bajo mi techo...

—Si...para mi también será extraño no tener a mi papá regañándome sobre los horarios.

—Sabes que mi casa siempre será tu casa.

—Lo sé, te querré siempre, papá.—lo abracé, tener que perder a Charlie, a mi tía Lyra, a Armin, a Lynnette y a mi tío Arturo algún día, me dolía demasiado.

—Yo también, Aly, siempre te quise y siempre te querré...bueno, anda, no puedes perder tu avión, donde quiera que vaya.—me separó.

—Solo uno más.—volví a abrazarlo, me separé unos segundos después, —Okey, ya me voy.

Entré a la camioneta, me puse el cinturón y miré al frente.

—¿Lista?—preguntó Edward a mi lado.

—Si es contigo.

Besó mi mano y arrancó, vi a todos, sonriendo y despidiéndose de mi, al pasar por el filo del bosque escuché unos aullidos, de dolor. Sabía que eran de Jake y la manada.

No había pasado mucho tiempo, pero era de noche.

—¿Por qué no puedo ser yo la que maneja?—pregunté bostezando un poco.

—Por lo mismo que bostezas, te vas a cansar, yo no.—respondió mirándome.

—Si, ajá.—dije y me dormí.

Demonios, odio admitir que tenía razón.

Llegamos a Brasil, a un pueblito, estábamos en un carro que nos llevaría no se a donde, pero el pueblo era hermoso, por todos lados se oía la música del lugar, música latina que te incitaba a bailar.

Edward le dijo al conductor que parara y luego bajamos, el lugar estaba repleto de personas bailando al ritmo de la música.

Muchos adolescentes y hombres al parecer solteros que no habían visto mi anillo de compromiso se me acercaban y trataban de ¿Coquetearme? Si, bueno, pero Edward los espantaba al instante.

Estupido vampiro celoso, me encanta.

Edward me hizo dar un par de vueltas al ritmo de la música y luego me besó ahí, aclarando a los chicos que nos, bueno, que me miraban, que ya tenía pareja, tenía un esposo.

Me llevó hacia una bote blanco, pequeño pero hermoso, puso las maletas y se acomodó para manejar.

—¿Entonces no nos quedaremos en Río?—pregunté divertida.

El negó un par de veces, —No, estamos de paso.

Me sonrió y empezó a reír cuando le dije si estábamos cerca.

—La isla Esme, fue un regalo de Carlisle a su esposa.—dijo cuando llegábamos a una pequeña isla.

—Es hermosa.—dije sorprendida.

Luego fuimos hasta una casa de campo, para nada pequeña, aunque creo que era un poquito más pequeña que la casa de mis padres.

Yo estaba viendo el lugar, todo era muy rústico, simple y hermoso.

Solté un pequeño chillido y unas pequeñas risas cuando sentí a Edward cargarme por atrás, —¿Es totalmente necesario?

—Sabes que soy muy tradicional.—respondió empujando un poco la puerta y me dejó dentro del cuarto. Era igual que la casa, hermoso, —Ve a echar un vistazo.

Visité todos los lugares, y me quedé en el cuarto principal, había una cama king, con todo blanco y unas cortinas que si querías podías hacerlas cubrir el perímetro de la cama.

—¿Cansada?—llegó a mi, yo suspiré un poco, —¿Quieres ir a nadar?

—Si, buena idea, necesito algunos minutos, quien sabe lo que Alice metió en esa maleta.—reí un poco.

El besó mi cabeza y asintió, —No se tarde, señora Cullen.

Sonreí ante lo que dijo, —El siglo veintiuno me permite conservar mi apellido, aunque no negaré que suena hermoso.

El me guiñó un ojo y salió. Fui al baño y me quedé un rato frente al espejo, no sabía ni que hacer.

—Okey...—suspiré y abrí mi bolso, agarré el cepillo de dientes, le puse la pasta y me cepillé.

Me peiné un poco, quité el anillo para no mojarlo, abrí el grifo y me lavé las manos, me di una ducha rápida y cundo salí busqué una ropa de baño, un enterizo, pero no había eso, solo lencería de encaje, ropa pegada y unos pocos bikinis, pero hacia frío para ponerme ropa de dos piezas.

—Alice...—susurré regañando. No tenía nada que ponerme.

¿Y ahora que mierda hago?

Se me ocurrió una loca idea, —No seas cobarde...no ahora, fue tu novio, es tu esposo, no seas cobarde...si.—suspiré muchas veces, —No, si soy cobarde...no, si, si puedo. Si

Salí solo con la toalla, no tenía nada debajo, luché contra mis ganas de volver a la casa, ponerme una pijama y perdonarme con Edward, pero no pude hacerlo.

Vi su ropa en la arena, no creo que el también esté así, solté la toalla en la orilla y me metí en el agua, buceé un poco hasta salir y estar frente a Edward, su torso desnudo chocando con mi espalda.

El sobaba mi cintura, yo veía la luna, me atraía demasiado, como si tuviera un efecto en mi.

—Eres tan hermosa...—susurró besándome, luego se separó,—Prometí intentarlo, si esto no funciona...

—Confío en ti.—dejé que me volviera a besar.

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